LOMCE. Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa
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Todos los estudiantes poseen talento, pero la naturaleza de este talento difiere entre ellos.
En consecuencia, el sistema educativo debe contar con los mecanismos necesarios para
reconocerlo y potenciarlo. El reconocimiento de esta diversidad entre alumno o alumna
en sus habilidades y expectativas es el primer paso hacia el desarrollo de una estructura
educativa que contemple diferentes trayectorias. La lógica de esta reforma se basa en la
evolución hacia un sistema capaz de encauzar a los estudiantes hacia las trayectorias más
adecuadas a sus capacidades, de forma que puedan hacer realidad sus aspiraciones y se
conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor a
través de la posibilidad, para el alumnado y sus padres, madres o tutores legales, de elegir
las mejores opciones de desarrollo personal y profesional. Los estudiantes con problemas
de rendimiento deben contar con programas específicos que mejoren sus posibilidades de
continuar en el sistema.
Detrás de los talentos de las personas están los valores que los vertebran, las actitudes que
los impulsan, las competencias que los materializan y los conocimientos que los cons-
truyen. El reto de una sociedad democrática es crear las condiciones para que todos los
alumnos y alumnas puedan adquirir y expresar sus talentos, en definitiva, el compromiso
con una educación de calidad como soporte de la igualdad y la justicia social.
La educación es el motor que promueve el bienestar de un país. El nivel educativo de
los ciudadanos determina su capacidad de competir con éxito en el ámbito del panorama
internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de
los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de
alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por un
futuro mejor.
En la esfera individual, la educación supone facilitar el desarrollo personal y la integra-
ción social. El nivel educativo determina, en gran manera, las metas y expectativas de
la trayectoria vital, tanto en lo profesional como en lo personal, así como el conjunto de
conocimientos, recursos y herramientas de aprendizaje que capacitan a una persona para
cumplir con éxito sus objetivos.
Solo un sistema educativo de calidad, inclusivo, integrador y exigente, garantiza la igual-
dad de oportunidades y hace efectiva la posibilidad de que cada alumno o alumna desa-
rrolle el máximo de sus potencialidades. Solo desde la calidad se podrá hacer efectivo el
mandato del artículo 27.2 de la Constitución española: «La educación tendrá por objeto el
pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de
convivencia y a los derechos y libertades fundamentales».