LOMCE. Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa
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española, propiciada por las altas tasas de abandono escolar temprano y por los bajos
niveles de calidad que hoy día reporta el sistema educativo, son el principal impulso para
afrontar la reforma.
La escuela, y en especial la escuela pública, han encontrado su principal razón de ser en
la lucha contra la inevitabilidad de las situaciones de injusticia o de degradación que han
ido acaeciendo en cada momento de su historia. La escuela moderna es la valedora de la
educación como utopía de justicia social y bienestar. Acorde con esta función, la presente
Ley Orgánica orienta la escuela al servicio de una sociedad que no puede asumir como
normal o estructural que una parte importante de sus alumnos y alumnas, aquellos que
abandonan las aulas antes de disponer de los conocimientos, competencias y habilidades
básicos, o aquellos cuyo nivel formativo esté muy por debajo de los estándares de calidad
internacionales, partan en el inicio de su vida laboral en unas condiciones de desventaja
tales que estén abocados al desempleo o a un puesto de trabajo de limitado valor añadido.
Estas circunstancias, en la economía actual, cada vez más global y más exigente en la for-
mación de trabajadores y empresarios, se convierten en una lacra que limita las posibili-
dades de movilidad social, cuando no conducen a la inasumible transmisión de la pobreza.
De acuerdo con la reflexión anterior, es importante destacar que la mejora de la calidad
democrática de una comunidad pasa inexorablemente por la mejora de la calidad de su
sistema educativo. Una democracia cada vez más compleja y participativa demanda ciu-
dadanos crecientemente responsables y formales. Elevar los niveles de educación actuales
es una decisión esencial para favorecer la convivencia pacífica y el desarrollo cultural de
la sociedad.
Equidad y calidad son dos caras de una misma moneda. No es imaginable un sistema edu-
cativo de calidad en el que no sea una prioridad eliminar cualquier atisbo de desigualdad.
No hay mayor falta de equidad que la de un sistema que iguale en la desidia o en la medio-
cridad. Para la sociedad española no basta con la escolarización para atender el derecho a
la educación, la calidad es un elemento constituyente del derecho a la educación.
IV
Una sociedad más abierta, global y participativa demanda nuevos perfiles de ciudadanos
y trabajadores, más sofisticados y diversificados, de igual manera que exige maneras al-
ternativas de organización y gestión en las que se primen la colaboración y el trabajo en
equipo, así como propuestas capaces de asumir que la verdadera fortaleza está en la mez-
cla de competencias y conocimientos diversos.